sábado, 12 de julio de 2008

Freud y la realidad del Perú contemporáneo

A pesar de que ya han pasado más de setenta años desde la muerte de Sigmund Freud, aún siguen vigentes sus grandes aportes y estudios acerca del comportamiento de la mente, es decir, de lo que él llamaba el inconsciente. Aquel inconsciente que se refiere a los impulsos reprimidos que no llegan a la conciencia. Tratar de aplicar todas estas teorías a nuestra propia realidad quizá resultaría algo complicada pero si lo hacemos con la máxima de las atenciones, hallaríamos claros ejemplos en los que el psicoanálisis tendría cabida.

El caso más próximo los reflejan las elecciones presidenciales del año 2006 y en particular el caso del ex-candidato Ollanta Humala. No es casualidad que una gran mayoría de peruanos se sintieron identificados con este líder antidemocrático que lo único que hizo fue exaltar los rencores y resentimientos del pueblo y así utilizarlos en su favor. Muchas de estas personas podrían catalogarse como resentidos sociales, de repente con traumas ocurridos en la niñez como lo han podido ser la extrema pobreza, violaciones, humillaciones, indiferencia, etc. que hacen que aflore en ellos un comportamiento represivo. Esto es justamente lo que trata de explicar el psicoanálisis de Freud, tratar de acercarse a un cura del comportamiento a través de las experiencias en la niñez o también en la interpretación de los sueños.

Un segundo caso que valdría mencionar serían los problemas referentes al machismo, al racismo, a la xenofobia y a la homofobia. Todos estos conflictos tienen un denominador común que son los prejuicios sin un argumento válido o veraz. Al igual que el caso anteriormente planteado, pueden tratarse de sentimientos guardados en el fondo de la persona y que sólo pueden aliviarse desatando su rechazo a las mujeres, a otras razas, extranjeros y homosexuales, respectivamente.

En todo caso, gracias a los estudios de Freud, muchas de estas conductas pueden ser susceptibles a un nuevo tipo de análisis que hasta los tiempos del médico austriaco no eran calificados como válidos. Y nosotros mismos somos los que debemos ponernos a pensar si estos comportamientos en verdad tienen relación con el subconsciente del individuo, aquel resentido que descarga su furia sobre otros como único medio de desahogo. Yo creo que sí.

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